jueves, 28 de abril de 2011

Hector...

Son tus pies,
descalzos, que te llevan
a este tranquilo recodo del río...

Incluso, mientras caminas,
vas pidiendo perdón
a esas hojitas de hierba
que se rinden como lecho
para tus pisadas.

Quisieras levitar por no
dañar la vida...
y en respuesta, la vida
crece tras tus pasos
como homenage a la bondad
de tu corazón.

Y yo, sin mi yo,
oriento el sol,
con la inclinación adecuada y
la intensidad justa
para que tu baño
sea como un fin de año.

Hector.

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