martes, 1 de julio de 2008

LA CHACHA MICAILA....

LA CHACHA MICAILA

Mi cantón magrecita del alma,
ya pa que lo quero,
si se jué la paloma del nido,
si me falta el calor de su cuerpo,
si ya sus canarios
de tiricia se han ido muriendo
si los capulines
ya no sueltan sus frutos del tiempo,
y las campanillas y las dormideras
si han caído tan recio
que cualquiera que va a visitarme
pisa sobre pétalos.
Yo que la vide dialtiro decaído
con los ojos negros
zambutidos en unas ojeras
moradas,y aluego
los tales quejidos;
los tales mareos
que dizque eran vaídos
al decir del médico.
¡Algame la Virgen!
Ya nomás de acordarme padezco
mucho escalofrío
y me hogo da pecho,
y se me hacen las manos ylos pieses,
como los badajos de los timbres létricos.
¡Qué poco a poquito se me jue muriendo!
Tosía y tosía
y lloraba la pobre en silencio.
-No llores Micaila,
por toitos los santos del cielo,
decíale al verla llorando
y al decirle lloraba yo mesino.
-Si te pondrás guena,
con los revoltijos que ti ha dado el médico
no sias desconfiada con las medecinas
que a mi me sacaron del maldito infierno.
¡Andale!,mi Chacha,
quiero ver tu rostro trigueño,
como dos tizones
¡Ah se me olvidaba decirte que trujo
achispaos,tus lindos ojuelos,
un rebozo de bola
mi compadre Chencho,
pa'cuando te alivies
y en el cuaco trotón,en el prieto,
he pensado pa'entoncesque vayamos
los dos riajes un sábado a verlo
¿Queres?,y el domingo le entraremos
al mole muy recio
a la barbacoa,
a los asaderos.
y en cuanto Dios escurezca,
al paso golveremos
por el llano,abajo,
asegúnse sigue la falda del cerro.
¡Micaila!,no llores
y el le daba un beso,
Ella se sonreía
un instante,pero
me miraba con una tristeza,
como si la sombra del pensamiento
de preñara los ojos de llanto,
que después derramaba en silencio.
El día de su muerte,
su rostro cenizo me dio mucho miedo.
-¿Pos que tienes, Chacha?
-No sé lo que tengo
pero sé que me voy y es pa siempre
-Correre si queres por el siñor médico,
-¿querés trigueñita?
-Ya pa que mejor tate aquí sosiego
quiero hablarte por último Chacho,
antes de que me hogen los remordimientos.
Asiéntate y oye.yo quise decírtelo
dende hace muchísimo tiempo
y a la mera,que no,pos yo me ciscaba,
¡Cómo uno es mujer!Chacho,¡Que caray!,
y el miedo dizque no anda en burro,
peor qué li hace mi negro,
si ya si ti muere tu Chacha
qué li hace que sepas mi horrible secreto.
Hace uno seis años,siguro ¿recuerdas
que nos invitaron a los herraderos
los siñores amos?
-Vaya si mi acuerdo;
¿no jué aquel domingo
que salí cornado por un toro prieto
cerca de las trancas en el Rancho Verde
de ñor Juan?
-El mesmo,
ya vide que tías acordado;
por ay tienes nomás qui al saberlo,
de la casa grande
por la puerta me salí corriendo,
y en las trancas jallé a Don Antonio,
aquel hijo mayor de Don Pedro,
que era entonces alcalde del pueblo,
Pregúntele al punto
por tí,por tu herida,por tu paradero,
y me dijo que en una camilla
te jalaron pa casa del médico
que si queria que me llevaba en ancas
en el punto mesmo;
aceté,¡qué caray!no era cosa
de dejarte morir como un perro,
No nos vido salir de las trancas
naiden,llegamos en bote en el potrero,
y a galope tendido trepamos
la cuesta del cerro,
y al bajar la barranca del Cristo,
tan jonda y tan negra,
don Antonio empezó con sus cosas
con sus chicoleos;
que si yo era una rosa de mayo
que si eran mis ojos nocturnos luceros,
Yo a todo esto callaba,callaba,él se puso necio
y me dijo que tu eras probe:
total un ranchero;
que él en cambio era dueño de hacienda
con muchas talegas de pesos,
que ti abandonara
que nos juéramos pa México,
o pa las Uruapas o pa los Querétaros.
Yo me puse muy jira y le dije,
qui aunque probe,me daba mi prieto
pa presumir mucho
y andar diaramente con el zagalejo
muy lentejueliao,
y cada semana un rebozo nuevo.
-Por si no por amor por la juerza,
me dijo rayando su penco,
y si más me apreto la centura
y mi boca manchó con un beso,
Nunca lo jiciera,sentí que la sangre
segaba mis ojos y el furor mi seno;
saqué del arzón el machete,
y por las espaldas lo jundí en su cuello.
Cayó pa adelante con un grito horrendo
y rodó rebotando hasta el jondo
del desfiladero...
Naíden supo nada;
cuando lo jallaron todito disecho,
guiados por el puro jedor del barranco,
los jueces dijeron,
quesque jué un suicidio
por no sé que amores y demás enredos,
Yo me estuve callada la boca
pero ahora,pos dime,¿ya pa que mi prieto?
se quedó como estática;acaso
rezaba al morir,por el muerto,
La abracé llorando,
la besé en silencio,
y poco a poquito
se me jué muriendo...
Mi jacal está maldito...
si lo queres madre,pos hay te lo dejo,
si te cuadra quemálo,
si lo queres,véndelo;
yo me guelvo a las filas,mi mamá,
a peliar por la patria me guelvo;
si me quebra una bala,qué liace,
al cabo en el mundo
pa los que sufrimos la muerte en el alma,
vivir o morir es lo mesmo.
Mi cantón magresita del alma
sin ella ¿ya pa que lo quero?

ANTONIO GUZMAN AGUILERA.



Declamar estos versos era sentirlos en el alma,el amor la trasgresion,la injusticia y la tristeza...Tiempos aquellos de concursos de declamación...Recordar es vivir.

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