Son tus pies,
descalzos, que te llevan
a este tranquilo recodo del río...
Incluso, mientras caminas,
vas pidiendo perdón
a esas hojitas de hierba
que se rinden como lecho
para tus pisadas.
Quisieras levitar por no
dañar la vida...
y en respuesta, la vida
crece tras tus pasos
como homenage a la bondad
de tu corazón.
Y yo, sin mi yo,
oriento el sol,
con la inclinación adecuada y
la intensidad justa
para que tu baño
sea como un fin de año.
Hector.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario